El hecho, por el cual no hay responsables identificados, ocurrió el 8 de julio pasado y lo investiga la Justicia. La familia denunció que el colegio "subestimó el hecho" y las autoridades manifestaron que siempre estuvieron a disposición de la víctima.
Azul Zabaleta tiene 15 años y cursa el cuarto año del secundario en el colegio Don Bosco. Hasta el 8 de julio pasado, su vida era absolutamente normal: estudiaba, practicaba karate y se divertía con sus amigas tanto en el espacio público como en el virtual, cubierto en su mayoría por las redes sociales. Precisamente por el uso que algunos de sus compañeros de escuela hicieron de una de ellas, y sin que la joven jamás lo sospechara, nada volvería a ser igual desde aquél día.
Según la denuncia que hizo la familia Zabaleta, y que ahora es investigada por la Justicia, en la última jornada escolar previa a las vacaciones de invierno la adolescente disfrutaba del segundo recreo cuando pasó por al lado de un cesto de basura emplazado en el patio del edificio. Habían pasado pocos minutos de las 12 cuando el tacho explotó. La detonación le provocó a Azul un aturdimiento inmediato y, más tarde, fuertes dolores de cabeza que derivaron en un estudio médico con resultados devastadores que se supieron después: la joven había perdido el 96 por ciento de la audición a causa de los daños provocados por el estruendo en sus oídos.
De acuerdo al documento que él mismo presentó ante la Justicia, Matías Zabaleta -el padre de la víctima- arribó al colegio Don Bosco luego de ser notificado de lo que había ocurrido con su hija. Cerca de las 13.30, la adolescente fue trasladada a la Clínica 25 de Mayo, donde la asistieron médicos de guardia y, posteriormente, un otorrinolaringólogo, dispuso la realización de diversos análisis para el lunes siguiente.
Mientras tanto, la familia intentó interiorizarse con las autoridades de la institución educativa acerca de lo que había ocurrido. Así fue como supo que el estruendo habría sido provocado por el estallido de un explosivo, realizado a propósito para cumplir con un reto de la red social TikTok.
Al día de hoy, la identidad de los responsables no se conoce, aunque por rumores y trascendidos se sospecha que fueron alumnos del sexto año del secundario del Don Bosco quienes llevaron adelante el episodio vandálico, que no sería otro que el delito de “explosión y lesiones”, contemplado por el artículo 186 del Código Penal.
Si bien en un comienzo la causa judicial recayó en la Fiscalía de Delitos Culposos, en las últimas horas se supo que pasará a la órbita de una fiscalía de instrucción común, ya que se trata de un hecho doloso. Por su parte, desde la institución educativa de la orden salesiana manifestaron que están a disposición de la víctima y su familia, y que desconocen los nombres de los responsables. En la misma línea, señalaron que no descartan que entre ellos pueda existir “un pacto de silencio”.